Inversiones implicadas:
El proyecto de la mina está en manos de las empresas COPEC y ULTRAMAR, las cuales adquirieron cerca de 26.800 hectáreas , 2.145 de las cuales serían intervenidas por el proyecto. El costo total para la explotación de dicho yacimiento es de aproximadamente 500 millones de dólares, lo que conforma la apertura de 5 minas de carbón más la implantación de un puerto en las cercanías. La inversión y los costos operativos de una central termoeléctrica son mucho menores en relación a otros tipos de generación de energía, hecho por el cual también la recuperación del capital se da en mucho menor tiempo. El tiempo de implantación del proyecto es mínimo. Toma entre 6 meses y 2 años desde el inicio de la construcción hasta que la central esté operativa. Todo el proceso de extracción se llevará a cabo dentro de los próximos 25 años. La mayoría del beneficio por esta inversión es para las empresas proveedoras de maquinarias y equipos para la mina, todas extranjeras a la región o al país.
Todas las reservas de combustibles fósiles son limitadas; el yacimiento de carbón posee reservas de casi 250 millones de toneladas métricas de carbón de lo que se extraerá cerca de 6 millones de toneladas anuales durante al menos los próximos 12 años funcionando sin parar. En total, en los próximos 12 años, se extraerían algo así como 73 millones de toneladas, abasteciendo a por lo menos el 30% de la necesidad de carbón en Chile.
Esta producción irá principalmente dirigida a la generación eléctrica. Nuestra matriz energética aumentaría de 20 a 50%, todo a base de carbón convirtiéndonos para el 2030 en uno de los países más contaminantes según las emisiones de CO2, aumentando en un 390% estas emisiones.
El proyecto beneficiará a empresas que están en Magallanes, incrementando la demanda regional por la compra de insumos a proveedores regionales, sin embargo, lo que se gaste en la región será de máximo un 10% del total. La mayor cantidad de insumos serán consumidos afuera.
La implantación del proyecto sí podría traer en consecuencia la apertura de gran cantidad de empleo para los habitantes de la zona austral. La creación de aproximadamente 800 nuevos empleos estables en la comuna de Río Verde estimularía la economía regional. Además, durante la construcción se contratarían otras 700 personas más.
Independiente de si el proyecto da frutos o no, el disminuir el desempleo es ya gran cosa. Esta región ha mantenido sistemáticamente las tasas mas bajas de desempleo del país, casi 3 puntos porcentuales por debajo de la media nacional. Pero con la llegada del proyecto, junto con la llegada de 800 nuevas personas, cambiaría drásticamente la situación. La población de la región se podría hasta triplicar en el mejor de los casos.
De igual forma, esto significaría que los empleos en su mayoría serían ocupados por gente externa a la región contratados por las mismas empresas, por lo que el beneficio tampoco es tan significativo.
El impacto en las poblaciones también seria negativo, ya que la implantación de la mina podría disminuir el rendimiento de las labores de pescadores y agricultores. Esto debido a envenenamiento y/o cambios en el curso de los ríos debido a la elevación de nivel por sedimentación, además del desplazamiento de otras actividades económicas actuales o futuras.
Para esta región, el turismo representa entre un 7 y 8% del producto interno bruto regional, que representa anualmente unos MM$65 mil millones de pesos Esta actividad se debe a los maravillosos paisajes nativos con escaza o ninguna intervención humana, bellas escenas en la que destaca el aire impecable sin huella de contaminantes o actividades. La industria del turismo en la región genera empleo para alrededor de 10.000 a 12.000 personas (entre un 15% y un 20% de la fuerza total de trabajo) que beneficia directamente a los habitantes de Magallanes. La estabilidad de estos empleos desaparece a causa de una industria que destruye el eje central de la actividad turística, la promoción de una imagen región e imagen país que no contamina ni destruye el patrimonio natural. El proyecto destruye el trabajo turístico de años, pero aún así, la conciencia de los inversionistas está tranquila: Ellos dan fe de que la sana práctica del lucro es en realidad en beneficio de la sociedad.
Magallanes es la región de Chile que menos ha experimentado crecimiento durante los pasados 50 años y su población está estancada, por lo que cada mes aumentan más los casos de migración que han hecho disminuir el capital humano de la región. En 1960, el aporte de Magallanes al PIB del país era del 5%. 50 años más tarde, este aporte ha disminuido hasta el 1% del total de la producción nacional. La amenaza a la actividad turística pone en riesgo el PIB regional. A diferencia de los ingresos turísticos de la región, los cuales son reciclados íntegramente en la zona, los ingresos que generara el proyecto, cuya proporción es mayor, no permanecerán en la región.
Lo que sí está claro desde un principio es que no sería beneficioso para la misma región la misma producción del carbón, ya que esta está destinada por el proyecto a abastecer requerimientos de industrias fuera de Magallanes, es decir, ni un centavo de la venta del carbón será para Magallanes ni sus habitantes. Tampoco la energía que se generará va a beneficiar a la población de la región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario