Introducción:
¿Es factible implementar una mina a tajo abierto en Isla Riesco?
El contexto en el que nos encontramos es el siguiente: Chile es un país que esta en constante crecimiento, tanto en lo económico como en lo industrial, por lo que se necesita de mucha energía para poder seguir aumentando el rendimiento del país, que crece a pasos agigantados.
En Chile se han buscado diversas formas de obtención de energía, varias de estas han logrado ser bastante controversiales, una de estas es la mina de carbón a tajo abierto en Isla Riesco, la cual abastecerá parte de las termoeléctricas del centro y sur de Chile.
Indudablemente cada vez se necesita una mayor cantidad de energía para poder sustentar a las industrias y sociedad de nuestro país, pese a esto, la controversia nace de la preocupación de la misma población respecto del ecosistema que será utilizado para la implementación de esta mina, y las repercusiones que tendrá esta en el ecosistema tan vulnerable y particular de la isla.
De estos antecedentes nacen variadas interrogantes como:
-¿Qué tipo de emanaciones se liberarán en la extracción del mineral?
-¿Qué daños podrían provocar eventualmente en el hombre o en el ambiente las sustancias que son emanadas desde la mina?
-¿Es rentable la implementación de este proyecto?
-¿Cuáles son las repercusiones económicas que conlleva este proyecto?
Entre muchas otras.
Las centrales termoeléctricas, mediante la combustión de carbón, petróleo o gas natural, producen energía.
Las termoeléctricas a carbón, producen a un costo menor que las de gas natural o petróleo, lo que las convierte en una de las maneras de obtención de energía más comunes. La necesidad de que el país siempre esté abastecido de luz hace que la extracción del carbón sea la principal fuente de energía.
Los yacimientos de carbón en nuestro país se localizan en tres áreas fundamentales, emplazadas en las provincias de Concepción, Arauco, Valdivia y Magallanes. A comienzos del siglo XX, durante la primera década, la producción nacional de carbón era cerca de 800.000 toneladas anuales. Luego, hasta la década del cincuenta, la producción prácticamente se duplica, llegando a 2.100.000 toneladas en 1961, pero luego se produce un descenso gradual. El promedio para el decenio 1971-1980 es de 1.000.000 de toneladas, a lo que le siguió una pequeña reactivación entre 1983 y 1986, años en que la producción aumenta de 1.077.831 a 1.333.743 toneladas.
Como se puede ver, la mayor alza del cobre se encuentra entre 1910 y 1960. Esto se debe al alza que tuvo el salitre, ya que el carbón se utiliza en procesos de fundición y refinamiento, y a la masificación de las máquinas a vapor en nuestro país, especialmente al desarrollo del ferrocarril.
Las proyecciones del gobierno para el futuro, indican que para el 2020 necesitaremos el doble de la capacidad instalada actualmente, es decir, los 12700 MW que tenemos actualmente, que satisfacen una demanda de 6 mil MW, deben llegar a ser 25000 MW, para cubrir una demanda que ronda los 19 mil MW, según proyecciones de la Comisión Nacional de Energía (CNE).
Para esto es indispensable la entrada en funcionamiento de nuevas centrales eléctricas, ya que el crecimiento económico y el mayor nivel de desarrollo que experimenta Chile se verán acompañados de una mayor demanda energética. Sin embargo, ¿esto es suficiente motivo para degenerar un territorio que ha permanecido virgen hasta estos días?
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